Hace treinta años, un grupo de voluntarios se ofrecieron a probar algo por primera vez: se subieron a un exoesqueleto, acercaron su cara a un sistema de visión e interactuaron manualmente con una realidad mixta de objetos reales y virtuales. Estaban probando un prototipo de sistema de realidad aumentada en el Laboratorio de Investigación de las Fuerzas Aéreas (AFRL) de Esatos Undos que permitía a los usuarios interactuar con objetos virtuales fusionados con el mundo real.
El sistema llenaba media sala y su construcción costó casi un millón de dólares, pero funcionó, demostrando por primera vez que la tecnología de Realidad Aumentada (RA) puede mejorar el rendimiento humano en tareas del mundo real.
La semana pasada se alcanzó un nuevo hito en la tecnología de RA que pone de manifiesto lo lejos que ha llegado este campo en las últimas décadas. Se trata de la primera prueba auténtica de una lente de contacto de realidad aumentada. Ocurrió en un laboratorio de investigación de Mojo Vision, en Saratoga (California), y no se trató de una burda prueba de banco de hardware de gran tamaño con cables colgando. No, se trataba de una auténtica prueba de una lente de contacto de realidad aumentada que se ponía directamente en el ojo de una persona real por primera vez.
Potencia fenomenal, espacio vital minúsculo
Como alguien que ha estado involucrado en la tecnología de RA desde el principio, tengo que destacar este hito. Crear una lente de contacto de RA es muy difícil.
Cuando se lo digo a la gente, suelen centrarse en la tecnología de visualización. La capacidad de poner una pantalla de alta resolución en una diminuta lente transparente es una perspectiva desalentadora, pero sigue siendo la pieza menos difícil del rompecabezas. La parte más difícil es que la diminuta lente, que tiene que asentarse cómodamente en el ojo humano, tiene que comunicarse de forma inalámbrica con dispositivos externos y estar totalmente alimentada sin ningún tipo de sujeción física. Esto es un gran reto, y sin embargo es lo que Mojo Vision ha conseguido en su última demostración.
Por supuesto, la tecnología de visualización también es impresionante. Según la empresa, el Mojo Lens tiene una pantalla microLED de 14.000 píxeles por pulgada con un paso de píxeles de 1,8 micras. Para poner esto en contexto, un iPhone 13 con una pantalla Super Retina XDR tiene 460 píxeles por pulgada. En otras palabras, el hardware de la pantalla Mojo Lens tiene unas 30 veces la densidad de píxeles de un nuevo iPhone.
Además, estas lentes incluyen un procesador ARM con un transmisor de radio de 5GHz, junto con un acelerómetro, un giroscopio y un magnetómetro para seguir los movimientos de los ojos.
Y todo esto se coloca directamente en el ojo.
Y eso no es lo más difícil. En mi opinión, el obstáculo más difícil para conseguir unas lentes de contacto AR la fuente de energía. Según la empresa, las Mojo Lens incluyen microbaterías de grado médico. No está claro cuál es la duración actual de la batería del prototipo actual, pero según Mojo, el objetivo de su producto es la gestión de la energía que permita su uso durante todo el día.
El futuro es la RA
Estoy seguro de que queda un largo camino por recorrer para pasar de los prototipos actuales a la implantación generalizada de lentes de contacto de bajo costo que ofrezcan capacidades de RA inmersiva a personas de todo el mundo, pero creo firmemente que es hacia donde se dirige la industria. De hecho, predigo que las gafas de realidad aumentada -primero como gafas y luego como lentes de contacto- sustituirán al teléfono móvil como interfaz principal para los contenidos digitales dentro de 10 años.
Además, creo que la realidad aumentada cambiará la sociedad de forma significativa, ya que transformará los activos digitales, que pasarán de ser artefactos a los que accedemos de forma selectiva, a convertirse en elementos sin fisuras de nuestro entorno físico.
En una narración futurista titulada «Metaverso 2030» que trata de retratar con precisión cómo será la vida cuando los lentes de contacto de RA se conviertan en algo común. El artículo sugiere que, en la próxima década, los consumidores habituales se adaptarán a nuevas lentes de contacto cada vez que se suscriban a un móvil. ¿Sucederá esto realmente en los próximos 10 años? Sólo el tiempo lo dirá.
Pero una cosa es cierta hoy en día: en los últimos 30 años, las tecnologías que permiten la RA inmersiva se han inventado a un ritmo impresionante, llevando el campo desde una sala llena de costosos equipos de la Fuerza Aérea en 1992, hasta diminutas lentes transparentes que se ajustan a la superficie de los ojos en 2022. Y en el camino, ha habido muchas innovaciones significativas, desde las HoloLens de Microsoft y los auriculares Magic Leap hasta Pokémon Go y Snap AR.
Con tanta ingeniería impresionante en los laboratorios de todo el mundo, sigo confiando en que la RA sustituirá al teléfono móvil como plataforma de nuestras vidas en los próximos 10 años.
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