«Si pensamos en la evolución tecnológica de la última década, es difícil imaginar hoy qué funciones y sistemas deberá tener el teléfono móvil de los próximos 10 años.
Partiendo de un análisis preciso de los datos, quizá sea posible aumentar la vida media actual en un 50%, pero hay que tener cuidado de no imponer a los fabricantes obligaciones que no sean razonables para el mercado».
Giovanni Miragliotta, profesor de la Escuela de Gestión del Politécnico de Milán y director del Observatorio de la Innovación Digital, explica a ANSA.
Un artículo del New York Times titulado «¿Puede un teléfono durar diez años? Sí se puede», abre una reflexión -en tiempos de crisis energética, componentes y conciencia medioambiental- sobre el tema de la obsolescencia programada. Hace unos días, la Unión Europea presentó el proyecto de una nueva directiva destinada a aumentar el ciclo de vida de los teléfonos móviles.
«Creo que es necesario condenar el comportamiento de la obsolescencia planificada flagrante e impulsar estilos de consumo más sostenibles, también haciendo que los dispositivos duren más tiempo», añade Miragliotta, «es realmente muy difícil que un teléfono móvil dure una década, como se plantea en el artículo del New York Times».
Hoy en día, incluso los PC y los portátiles, herramientas de trabajo diseñadas principalmente para las empresas y concebidas para ser ampliables mediante la sustitución de componentes y la actualización del software, apenas duran 10 años. Un periodo de tiempo tan prolongado es inimaginable para los smartphones, productos de uso mucho más personal que son ante todo una elección del consumidor, una expresión de su propia visión sobre la tecnología de la información, la innovación, la participación digital, en constante evolución».
Fuente: Web. Editado y adaptado por CambioDigital OnLine