La creciente adopción de dispositivos IoT (Internet de las Cosas) en Venezuela está transformando la forma en que las empresas operan, desde la automatización industrial hasta la gestión de servicios. Sin embargo, este avance tecnológico también amplía la superficie de ataque para los ciberdelincuentes, quienes aprovechan vulnerabilidades en dispositivos con escasa protección para comprometer redes empresariales y robar información crítica.
Un caso emblemático a nivel global es la botnet Mirai y su variante más reciente, la Murdoc Botnet, que desde mediados de 2024 ha comprometido miles de dispositivos IoT vulnerables —como cámaras IP AVTECH y routers Huawei HG532— en países como Malasia, México, Tailandia e Indonesia. Esta botnet utiliza vulnerabilidades conocidas para crear redes masivas de dispositivos infectados que lanzan ataques de denegación de servicio distribuido (DDoS), paralizando servicios en línea y evidenciando la falta de actualizaciones y configuraciones seguras en los dispositivos conectados.
Otro caso destacado ocurrió en 2022, cuando ciberdelincuentes explotaron vulnerabilidades en sistemas IoT de una cadena hotelera, accediendo a datos personales de huéspedes y paralizando operaciones. Este incidente demuestra cómo la inseguridad en IoT puede afectar directamente la reputación y la continuidad de negocios, subrayando la urgencia de fortalecer la protección en estos entornos.
En Venezuela, muchas organizaciones enfrentan limitaciones tecnológicas y presupuestarias que hacen que la seguridad en IoT sea un área descuidada. Dispositivos como cámaras de seguridad, sensores industriales y sistemas conectados a internet a menudo carecen de actualizaciones regulares, configuraciones seguras o monitoreo constante, convirtiéndose en puertas de entrada para ataques como ransomware, espionaje o sabotaje.
Desde mi experiencia en pentesting, he constatado que muchas empresas subestiman la importancia de segmentar sus redes y proteger adecuadamente los dispositivos IoT. La ausencia de políticas claras y la falta de formación en ciberseguridad para el personal agravan la situación, facilitando ataques que podrían evitarse con medidas básicas como autenticación fuerte, cifrado de datos y actualizaciones periódicas.
Más allá de lo técnico, la interconexión masiva plantea desafíos filosóficos y éticos. La privacidad de los datos generados por IoT, la responsabilidad sobre su protección y la confianza en sistemas automatizados son temas que requieren reflexión profunda para construir una cultura digital segura y consciente en Venezuela.
Para mitigar estos riesgos, las empresas venezolanas deben adoptar un enfoque integral que incluya auditorías específicas para IoT, capacitación continua, implementación de arquitecturas de confianza cero (Zero Trust) y alianzas con expertos en ciberseguridad. Solo así podrán aprovechar el potencial transformador de la tecnología conectada sin comprometer su integridad ni la de sus clientes.
En definitiva, la seguridad en IoT no es un lujo ni una opción, sino una necesidad urgente para proteger la infraestructura digital y garantizar la continuidad operativa en un entorno cada vez más interconectado y desafiante.
Como cierre, recordemos que la seguridad en IoT es un compromiso compartido que requiere acción inmediata y constante actualización para enfrentar las amenazas que evolucionan día a día. Solo con una cultura de prevención y responsabilidad podremos construir un futuro digital seguro para Venezuela.
“La seguridad del IoT es como un filtro en Instagram: parece genial, pero es falso.”
Recomendaciones clave para la seguridad en IoT en empresas venezolanas
Autor: Dr. Arturo Mata es Hacker Ético y Pentester, con un doctorado honorífico en Filosofía de la Ciberseguridad. Autor de libros y artículos técnicos, publica opinión en medios especializados para fortalecer la cultura de ciberseguridad en Iberoamérica.