¡Cuidado con la magia Ghibli! Esa fascinante moda de convertir tus fotos en arte animado con inteligencia artificial esconde una sombra que debería tener muy presente: la incertidumbre sobre la seguridad y el futuro uso de sus datos faciales.
Si bien es cierto que esta tendencia no le exige permisos invasivos a la galería de su teléfono, como sí hicieron otras aplicaciones virales en el pasado, el peligro latente radica en la entrega voluntaria de una información tan personal y única como su rostro. Carlos López, experto en la materia como Gerente de Soporte y Capacitación de ESET Venezuela, nos pone en alerta: una vez que decide compartir esa imagen, la rienda sobre la misma se desvanece en el universo digital.
La popularidad de generar estas imágenes oníricas al estilo del Studio Ghibli conlleva intrínsecamente riesgos importantes para su privacidad. Está cediendo, sin plena conciencia de las consecuencias a largo plazo, sus rasgos faciales, información biométrica sensible que le identifica de manera inequívoca. La pregunta clave que López plantea es directa y punzante: ¿qué control real conservamos sobre ese material una vez que lo hemos compartido? ¿En manos de quién termina exactamente? ¿Existen garantías sólidas y transparentes de que será resguardado de forma adecuada y no se utilizará para fines que jamás imaginaste?
López trae a la memoria la inquietud que generaron aquellas aplicaciones que, con pretextos dudosos, solicitaban acceso total a las galerías de los usuarios, exponiendo información privada sin necesidad alguna. En el escenario actual, la amenaza no se centra tanto en los permisos de una aplicación específica, sino en el acto voluntario de entregar una parte fundamental de nuestra identidad digital: nuestra imagen. «Estamos entregando nuestra imagen, fotografías de nuestros rostros e incluso de familiares y entornos laborales», advierte con preocupación. «El interrogante crucial es qué tanto control tenemos sobre ese material una vez compartido, a quién se entrega y si existen garantías sólidas de su resguardo».
La masificación de estos servicios basados en inteligencia artificial, aunque puedan implementar ciertas medidas de seguridad, no elimina por completo la posibilidad de que ocurran vulneraciones. «¿cuál sería el destino de esos vastos archivos que contienen millones y millones de imágenes faciales si una brecha de seguridad llegara a ocurrir? Las consecuencias para la privacidad de innumerables usuarios podrían ser devastadoras», advierte.
En cuanto a las vulnerabilidades específicas, señala la nebulosa que rodea el uso futuro de las imágenes que alegremente entregamos. «Si bien la finalidad inmediata es la satisfacción de obtener ese filtro artístico, desconocemos por completo si estas imágenes serán utilizadas en campañas publicitarias dirigidas, si serán vendidas a terceros con fines comerciales o si incluso se emplearán para el desarrollo y entrenamiento de nuevas funcionalidades de inteligencia artificial. Al ceder nuestras imágenes, estamos otorgando a estas plataformas una potestad casi ilimitada para utilizarlas a su entera discreción».
Ante este panorama, la adopción de medidas preventivas se vuelve fundamental. El gerente de soporte y capacitación de ESET Venezuela enfatiza la pérdida irreversible de control una vez que la información personal se publica o se confía a estos servicios. «Al aceptar los términos de servicio, que muchas veces leemos superficialmente o ignoramos por completo, estamos cediendo un control absoluto sobre nuestras imágenes, sin tener una comprensión clara de las implicaciones a largo plazo».
Frente al impulso de sumarse a las tendencias virales, López hace un llamado a la prudencia y a una conducta digital responsable. Recomienda encarecidamente evitar incluir en las fotografías a terceras personas que no hayan dado su consentimiento explícito, así como abstenerse de mostrar información personal sensible que pueda estar visible en las imágenes, como matrículas de vehículos o cualquier detalle que pueda facilitar la geolocalización y poner en riesgo la seguridad personal.
En este contexto de auge de la inteligencia artificial y la proliferación de servicios que procesan nuestros datos biométricos, ESET Venezuela considera imprescindible la implementación de regulaciones mucho más específicas y robustas. Estas normativas deberían obligar a los proveedores de estos servicios a proteger de manera efectiva la información personal que sus usuarios les confían de forma tan ingenua.
«Es fundamental que existan normativas claras y exigentes que garanticen la protección adecuada de los datos que los usuarios confían a estos servicios», concluye López, subrayando la urgencia de actuar antes de que las consecuencias de esta fiebre viral nos alcancen de formas inesperadas.
Fuente: ESET Venezuela