Bruselas acusa a la red social más utilizada por los propios líderes de la UE y arremete con el tick azul que se hace pasar por símbolo de autenticidad y fiabilidad, lo que no es. Por el icono -pero también por su incumplimiento de las obligaciones de transparencia en los anuncios y de garantizar el acceso a los datos por parte de los investigadores que establece la Ley de Servicios Digitales-, la plataforma de Elon Musk se arriesga a fuertes sanciones de hasta el 6% de su facturación global anual.
La amenaza, sin embargo, no parece haber intimidado al magnate que, en una serie de mensajes en la red social, ha contraacusado a la UE -y a sus responsables tecnológicos Margrethe Vestager y Thierry Breton- de hacer «desinformación» y de haber ofrecido un «acuerdo secreto ilegal» para censurar contenidos de usuarios considerados ilícitos a cambio de impunidad. Un acuerdo que, según él, las otras grandes habrían «aceptado» pero «X no lo hizo».
El choque frontal tiene su origen en la investigación -la primera en el marco de la ASD iniciada a finales del año pasado- que llevó a Bruselas a formular su dictamen preliminar de que X se había convertido en un refugio de noticias falsas y contenidos prohibidos. La plataforma, según la acusación, «diseña y opera su interfaz para cuentas de verificación azul» de «una manera que induce a error a los usuarios».
El «check azul» tras el que supuestamente se mueve una persona real no es, por tanto, garantía de una identidad veraz: una avalancha de perfiles falsos sólo tiene que pagar la cuota mensual de 8 euros para recibir el estatus de «verificado» y tener vía libre para hacerse pasar por lo que no son -siendo víctimas de suplantación de identidad diversos personajes públicos, políticos y funcionarios como Hillary Clinton o J.K. Rowling-, difundiendo noticias falsas.
Hay pruebas en la tesis de Bruselas de que «actores malintencionados abusan» de este sistema. «X tiene derecho a defenderse, pero si nuestro punto de vista se confirma, impondremos multas y exigiremos cambios significativos», advirtió Breton, mirando al futuro, cuando las investigaciones continúen y -si la sugerencia del presidente francés Emmanuel Macron para un segundo mandato de Bruselas logra resistir las incógnitas del nuevo Gobierno de París- él podría seguir al frente. Una advertencia que ha despertado la irritación de Musk: es la propia UE la que está haciendo «desinformación» con su DSA, replicó el fundador de Tesla dirigiéndose directamente a Vestager. Llegó a decir que X sería indultado de una posible maxi multa a cambio de censurar en silencio contenidos considerados ilegales en la red. Un supuesto pacto que, sin embargo, el magnate rechazaría.
Las alusiones alimentan un desafío sin cuartel: el pasado otoño, el Ejecutivo comunitario había criticado duramente a X por la oleada de desinformación, contenidos terroristas y violentos e incitación al odio que aparecieron en la red inmediatamente después del ataque de Hamás a Israel el 7 de octubre. Tras advertencias y ultimátums, llegó el momento de una investigación formal en diciembre.
En conjunto, la lista de recriminaciones es larga: escaso número de moderadores, sistema ineficaz de denuncia de contenidos ilegales, insuficientes mensajes de advertencia contra imágenes violentas, patrones oscuros -es decir, todos aquellos mecanismos que inducen a los usuarios a hacer clic donde la plataforma quiere-, acceso insatisfactorio a los datos concedidos a los reguladores, noticias falsas no eliminadas. Y corre el riesgo -en sentido estricto- de acarrear fuertes sanciones.
Fuente: Web. Editado por CambioDigital OnLine