Con un último trimestre de impresionantes resultados financieros, Apple parece inexpugnable por el momento. Pero el problema de los resultados sorprendentes como los publicados recientemente por Cupertino es que puede ser muy difícil repetirlos, por no decir superarlos.
Por muy grande, exitosa y rica (de hecho, muy rica) que sea Apple, no está exenta de retos que superar, muchos de los cuales parecen presentarse en toda su «dureza» en estos momentos. Y son retos que el coloso dirigido por Tim Cook debe afrontar, consciente de que también son amenazas que escapan a su control. A pesar de la enorme potencia de fuego con la que cuenta la empresa, no todos estos problemas pueden resolverse fácilmente con dinero.
Aunque es casi seguro que la empresa en su conjunto capeará el temporal que se avecina, hay muchas posibilidades de que este choque deje algunas magulladuras y quizá incluso algo más grave.
Las cadenas de suministro en el ojo del huracán
La alta demanda, impulsada en gran medida por la pandemia, ha asolado el mercado de los semiconductores desde hace meses. En abril, incluso los principales fabricantes de automóviles, como Ford y GM, comenzaron a cerrar algunas líneas de producción en respuesta a esta escasez. Aunque Apple ha logrado evitar en gran medida problemas importantes hasta ahora, ya ha puesto las manos en la masa para el próximo trimestre en lo que respecta a la producción de iPad y Mac.
Como culpable de esta predicción, Tim Cook apuntó a los llamados «nodos heredados», que la CNBC describe como «chips que utilizan métodos de fabricación más antiguos», que son chips auxiliares como los controladores de pantalla, la gestión de la energía y la decodificación de audio. Se trata de funciones que, obviamente, desempeñan un papel fundamental en muchos, si no todos, los productos de Apple, por lo que es totalmente plausible que estas deficiencias tengan alguna repercusión en los próximos meses.
Apple ha demostrado ser muy hábil a la hora de planificar con antelación y asegurar las cadenas de suministro que sabe que necesitará, pero la gravedad de la escasez de chips podría seguir afectando tanto al calendario de llegada de los nuevos productos como al tipo de volúmenes en los que podrían estar disponibles.
Limitaciones legales
La App Store sigue siendo la cruz y la delicia del negocio de Apple y actualmente está en el punto de mira en dos escenarios distintos: la demanda en curso en la que el desarrollador de videojuegos Epic Games acusa a Apple de comportamiento anticompetitivo, y la investigación que lleva a cabo la sección antimonopolio de la Comisión Europea.
Apple, por supuesto, se ha enfrentado a numerosos desafíos legales en el pasado. A menudo ha podido resolver estos asuntos con acuerdos que implican grandes sumas de dinero, pero esta vez parece que el poderío económico y financiero de Apple es un poco contundente. La sensación recuerda mucho al caso del gobierno estadounidense contra Apple por los precios de los libros electrónicos a principios de la década de 2010; una decisión que (por muy justa que fuera) acabó favoreciendo enormemente a Amazon en detrimento de Apple.
Lo que está en juego esta vez es igual de importante: la App Store se ha convertido en una gran economía por derecho propio, como a la propia Apple le gusta anunciar siempre que tiene ocasión. Aunque la empresa no declara los resultados financieros de sus segmentos individuales cuando habla de servicios, parece indiscutible que su imparable crecimiento en este ámbito está alimentado en gran parte por la propia App Store. Si Apple se ve obligada a cambiar su modelo, ya sea permitiendo que los usuarios «carguen lateralmente» las aplicaciones o permitiendo las tiendas de aplicaciones de la competencia, se arriesga a recibir un golpe no sólo en su cuenta de resultados, sino también en su antigua filosofía de controlar sus productos de arriba a abajo.
Incluso con independencia del resultado final de estos casos judiciales, el juicio contra Epic Games ya ha sacado a la luz multitud de documentos de Apple (normalmente muy tacaña con la información «interna») que podrían dar lugar a un mayor escrutinio no solo de la prensa y los desarrolladores, sino también de los legisladores y los reguladores.
El enemigo interior
Como siempre, ninguna lista de retos a los que se enfrenta Apple está completa sin señalar el mayor riesgo de la empresa: ella misma. La última serie de productos de Apple ha sido nada menos que impresionante, empezando por los Macs con SoC M1 y terminando con el último iPad Pro. Pero estos productos no están exentos de debilidades y, en particular, a pesar de las grandes ventas del iPad en el último año, la compañía parece seguir luchando con el software (iPad OS) que no puede estar a la altura del hardware.
Seamos claros: Apple no corre el riesgo de que nadie se compre un iPad, eso no sucederá. Pero lo que sí importa es cómo planea Apple posicionar el iPad en el futuro. ¿Está condenada a ser un dispositivo que sirve para algunas cosas, pero no para todo? O, ahora que funciona con el mismo hardware que los últimos Mac, ¿empezará Apple a hacer del iPad una alternativa real a su hermano mayor?
Esta cuestión «filosófica» fundamental no es menos peligrosa para el futuro de la empresa que cualquiera de las amenazas externas a las que se enfrenta Apple. Porque si no sabes a dónde quieres ir, será difícil llegar.
Redacción CambioDigital OnLine