Los defensores de la Web3 la aclaman como una versión descentralizada de Internet basada en la cadena de bloques (blockchain), la tecnología que está detrás de muchas criptomonedas. ¿Puede Web3 permitir que el público en general se apodere de la Internet?
¿Qué es exactamente?
«Ahora mismo suena más como una palabra de moda de marketing que como una realidad», dijo Elon Musk, el consejero delegado de Tesla y SpaceX, en su cuenta de Twitter sobre Web3, la plataforma de redes sociales que intentó comprar antes de suspender el trato. A pesar de ser un tecnófilo y un firme partidario de las criptomonedas, el multimillonario no parece convencido de la promesa de Internet de Web3. La promesa puede leerse en el sitio web de la Fundación Web3, una fundación ad hoc que está trabajando activamente para su llegada.
Nuestra vocación es ofrecer la Web 3.0, una Internet descentralizada y justa en la que los usuarios controlen sus propios datos, su identidad y su destino.
Sitio web de la Fundación Web3
«Para ello, promete «desarrollar aplicaciones de vanguardia para los protocolos de software de la Web descentralizada». En resumen, Web3 es la posibilidad de no dejar que nadie decida por todos cómo debe ser Internet.
Y por una buena razón, la Fundación Web3 se ha comprometido a responder a esa pregunta crucial que todo el mundo se ha hecho desde el final de la era Trump: «¿Quién es el dueño de Internet?» ¿Por qué Facebook, Twitter o cualquier otra persona debería tener un derecho de censura tan fuerte, sin recurso? ¿Cómo responde a esto la Internet de la Web3?
El siguiente paso de la web
Para entender mejor lo que sería la Web3, volvamos a las dos primeras versiones de Internet que justifican el nombre de Web3, abreviatura de Web 3.0.
La web 1.0, la de los primeros días de Internet y Yahoo, era un simple portal de información, bastante desorganizado, en el que se podía navegar entre páginas estáticas. No es fácil crear sus propios contenidos.
La era de la Web 2.0 comenzó a mediados de la década de 2000. A veces denominada «web participativa», cualquiera puede compartir muy fácilmente su opinión con el mundo o crear contenidos. Ha visto surgir las plataformas y redes sociales que utilizamos a diario, como Facebook, Google o Amazon (las GAFAM) o servicios como Uber o Wikipedia. Pero la mayoría de los intercambios están centralizados por las grandes plataformas.
Fue a partir de esta observación que Gavin Wood acuñó el término Web3 en 2014. Ahora dirige la Fundación Web3, que se encarga de apoyar proyectos de tecnología descentralizada.
¿En que consiste un proyecto tecnológico descentralizado?
Los defensores de Web3 sostienen que las plataformas en línea están hoy demasiado centralizadas y controladas por un puñado de grandes empresas, como Amazon, Apple, Alphabet (empresa matriz de Google) o Meta (empresa matriz de Facebook). Estas empresas han acumulado grandes cantidades de datos y contenidos personales sin que los usuarios tengan ningún control real sobre ellos. Como recordatorio, Meta se encuentra en un estado de agitación tras las acusaciones realizadas por la denunciantes que acusan a la red social de promover contenidos de odio a través de sus algoritmos.
La idea es devolver el poder a los usuarios de Internet creando una web «descentralizada» en la que puedan «transportar» sus datos de un servicio a otro. Web3 pretende así eliminar los intermediarios que son las grandes empresas tecnológicas, lo que explica en parte las reticencias del multimillonario Elon Musk.
¿Pero, se puede decentralizar la Internet?
Para entenderlo mejor, tomemos el ejemplo de una red social. En Web2, una empresa llamada Meta gestiona la plataforma de Facebook. Los usuarios tienen la libertad de publicar contenidos o buscar información. Pero es Meta quien recoge los beneficios. Toma decisiones sobre cómo está programado el algoritmo, pero también si quiere eliminar una cuenta o prohibirla. También tiene acceso privilegiado a todos los datos del usuario. Aquí queda claro que el sistema está centralizado.
En la Web3, la plataforma sería gestionada por sus usuarios, a través de un sistema de blockchain, una plataforma tecnológica segura y descentralizada compartida por los usuarios. Un poco como una cooperativa, cada vez que un usuario publica un mensaje, puede ganar una ficha por su contribución. Este token le dará la posibilidad de participar en las decisiones que se tomen dentro de la plataforma y de poseer acciones de la misma. Ellos tomarán las decisiones sobre la evolución de la red social, si se prohíbe a tal o cual persona, junto con los demás creadores de contenidos. Además, todo el mundo tendrá el control de sus datos y será dueño de ellos, con la posibilidad de venderlos o mantenerlos en secreto.
En lugar de tener un jefe claro, todos sus usuarios tendrían una forma de intervenir en las decisiones de la empresa. Sobre el papel, el modelo parece ideal. Pero el modelo de blockchain en el que se basa requiere mucho dinero. Para almacenar todos estos datos, hay que invertir en grandes centros de almacenamiento de datos. Y ese es el problema.
¿Cómo podría financiarse La WEB3?
En 2021, se invirtieron nada menos que 27.000 millones de dólares en start-ups que trabajan directa o indirectamente en blockchain, NFT o criptomonedas. Este año, el gasto mundial sólo en soluciones de blockchain podría alcanzar los 11.700 millones de dólares.
En junio de 2021, el fondo de capital riesgo a16z anunció la creación de una nueva estructura de inversión llamada Crypto Fund III y dotada con 2.200 millones de dólares enteramente dedicados a Web3.
Fue a raíz de esta inversión que el cofundador y ex jefe de Twitter, Jack Dorsey, expresó sus dudas sobre el potencial de Web3 para devolver el poder a los usuarios. Cree que los fondos de capital riesgo acabarán recuperando el control. «No eres el dueño de Web3. Los fondos de riesgo y sus patrocinadores son los dueños. Nunca se les escaparán los motivos. En definitiva, es una entidad centralizada con una etiqueta diferente», argumenta.
Por último, los reguladores han expresado su preocupación por algunos aspectos del proyecto, en particular la financiación descentralizada, o DeFi, que pretende independizar a los usuarios de los bancos. Esto podría favorecer el blanqueo de dinero.
El auge de los NFT (o tokens no fungibles) y las criptomonedas ha contribuido a impulsar a Web3 a la vanguardia. Queda por ver si Elon Musk tenía razón al respecto.
CambioDigital OnLine fuente WEB