Estados Unidos y el Reino Unido se negaron a firmar una declaración de seguridad de la IA en la cumbre de París, marcando un cambio con respecto a declaraciones anteriores y señalando un enfoque más competitivo. Mientras que alrededor de 60 países, incluidos China, India y Alemania, firmaron una declaración para asegurar que la IA sea «segura, protegida y confiable», EE.UU. y el Reino Unido se abstuvieron notablemente de brindar su apoyo.
El vicepresidente estadounidense JD Vance advirtió contra regulaciones «excesivamente precautorias» sobre la IA, enfatizando el compromiso de EE.UU. de mantener su dominio en la tecnología. Vance afirmó que la administración Trump se asegurará de que los sistemas de IA más poderosos se construyan en los EE.UU., con chips diseñados y fabricados en Estados Unidos. Añadió que Estados Unidos quiere asociarse con todos, pero para crear ese tipo de confianza, se necesitan regímenes regulatorios internacionales que fomenten la creación de tecnología de IA en lugar de estrangularla.
La declaración de la cumbre exige «garantizar que la IA sea abierta, inclusiva, transparente, ética, segura, protegida y confiable, teniendo en cuenta los marcos internacionales para todos». Si bien los compromisos no son vinculantes, EE.UU. y el Reino Unido habían firmado declaraciones similares en cumbres de IA anteriores. Este cambio señala un enfoque potencialmente más competitivo para el desarrollo de la IA bajo la nueva administración estadounidense. El discurso de Vance fue «un giro de 180 grados de lo que vimos con la administración Biden», dijo Keegan McBride, profesor del Oxford Internet Institute, al Financial Times.
El gobierno del Reino Unido emitió una breve declaración diciendo que no había podido firmar el acuerdo debido a preocupaciones sobre la seguridad nacional y la gobernanza global. Un portavoz del gobierno dijo a la BBC que sentían que la declaración no proporcionaba suficiente claridad práctica sobre la gobernanza global, ni abordaba suficientemente las preguntas más difíciles sobre la seguridad nacional y el desafío que plantea la IA. Mientras tanto, Downing Street insiste en que su decisión no se basó en el cambio de EE.UU. «Se trata de nuestro propio interés nacional, asegurando el equilibrio entre oportunidad y seguridad», dijo el portavoz. La postura de EE.UU. se produce en medio de una creciente competencia con China en el desarrollo de la IA, incluida la fabricación de chips, los modelos fundacionales, los chatbots de IA y la energía requerida para las supercomputadoras. El reciente surgimiento del modelo de IA de bajo costo del laboratorio de investigación chino DeepSeek, por ejemplo, tomó por sorpresa a los grupos de Silicon Valley.
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